Enviado: 11 Marzo 2025 ● Evaluado: 14 Marzo 2025 ● Aprobado: 28 Junio 2025
Perú un estado mediano sus desafíos geopolíticos en el
siglo XXI. Estudio de caso: Puerto de Chancay
Oscar Roberto Armanelli*
https://orcid.org/0009-0008-4396-6047
Universidad de la Defensa Nacional, Argentina
* Grado académico:
Doctor en Ciencia Política
Correo electrónico: lanceros_@hotmail.com
Citar como:
Amanelli, O. R. (2025). Perú un estado mediano sus desafíos geopolíticos en el
siglo XXI. Estudio de caso: Puerto de Chancay. Revista Científica De La Escuela
Superior De Guerra Del Ejército, 4(2), 91-116. https://doi.org/10.60029/v4n2art5
Resumen
El adagio histórico "la geografía es destino", fundamental en teorías clásicas
como la de Mackinder (que vincula el poder al control territorial), está siendo
desafiado por la máxima moderna de "la conectividad es el destino". La
inauguración del megapuerto de Chancay, 75 kilómetros al norte de Lima,
evidencia esta transformación. Al establecerse como un nodo logístico vital para
el comercio de China en Sudamérica —capaz de manejar grandes buques y
reducir el tiempo de tránsito hacia Asia en diez días—, Chancay subraya el
argumento de Parag Khanna: la infraestructura global remodela el orden
mundial de naciones a nodos, incrementando la interdependencia.
Frente a esta dinámica, se postula que Perú debe adoptar la estrategia de
"autonomía heterodoxa" de Juan Carlos Puig. Este enfoque pragmático es
esencial en un hemisferio dominado por una potencia hegemónica. Permite a
Perú balancear la cooperación con la oposición estratégica a intereses externos,
utilizando el nuevo valor de su conectividad para maximizar su influencia y
defender el interés nacional dentro del sistema internacional.
Palabras clave: Chancay, heterodoxa, conectividad, interés nacional, geopolítica.
ISSN: 2520 - 7628 (Impreso), 2789-2514 (En línea)
https://doi.org/10.60029/rcesge
Revista Científica de la Escuela
Superior de Guerra del Ejército
Vol IV, Numero II, Noviembre 2025
Oscar Roberto Armanelli*
https://orcid.org/0009-0008-4396-6047
Universidad de la Defensa Nacional, Argentina
* Academic degree:
Doctor in Political Science
Correo electrónico: lanceros_@hotmail.com
Cite as:
Amanelli, O. R. (2025). Perú un estado mediano sus desafíos geopolíticos en el siglo
XXI. Estudio de caso: Puerto de Chancay. Revista Científica De La Escuela Superior De
Guerra Del Ejército, 4(2), 91-116. https://doi.org/10.60029/v4n2art5
Submitted: March 11, 2025 ● Reviewed: March 14, 2025 ● Approved: June 28, 2025
Peru, a medium-sized state, its geopolitical challenges in the
21st century. Case Study: Port of Chancay
Abstract
The historical adage "geography is destiny," which is fundamental to classic
theories like Mackinder's (which links power to territorial control), is being
challenged by the modern maxim "connectivity is destiny." The inauguration of
the Chancay megaport, 75 kilometers north of Lima, clearly demonstrates this
transformation. By establishing itself as a vital logistical node for China's trade in
South America—capable of handling large vessels and reducing transit time to
Asia by ten days—Chancay underscores Parag Khanna's argument: global
infrastructure reshapes the world order from nations to nodes, thereby
increasing interdependence.
In light of this dynamic, it is postulated that Peru should adopt Juan Carlos
Puig's strategy of "heterodox autonomy." This pragmatic approach is essential in
a hemisphere dominated by a hegemonic power. It allows Peru to balance
cooperation with strategic opposition to external interests, leveraging the new
value of its connectivity to maximize its influence and defend the national
interest within the international system.
Keywords: Chancay, Heterodox, Connectivity, National Interest, Geopolitics.
ISSN: 2520 - 7628 (Impreso), 2789-2514 (En línea)
https://doi.org/10.60029/rcesge
Revista Científica de la Escuela
Superior de Guerra del Ejército
Vol IV, Numero II, Noviembre 2025
Introducción
El panorama global actual se define por una gran volatilidad e incertidum-
bre, elementos que son el resultado directo de las fuerzas transformadoras que
operan a nivel mundial. Este entorno se caracteriza por una marcada interdependen-
cia y complejidad, impulsada por la intensificación de las tensiones geopolíticas, la
rivalidad estratégica entre las grandes potencias (como Estados Unidos y China), y
las diversas disrupciones que afectan el comercio global (EY, 2024; Deloitte, 2023).
En esa complejidad e interdependencia, los países de América Latina, en su
mayor parte de carácter mediano; han forjado una zona de paz, con bajos niveles de
conflictos interestatales y en la mayoría de las crisis se ha recurrido al derecho
internacional. Como contraparte existe una elevada tasa de criminalidad y
desigualdades hacia el interior de cada Estado; pero haciendo un balance de esta
situación podemos decir que América Latina ha contribuido en gran medida a las
paz y seguridad internacional en la arquitectura del sistema internacional, en
contraposición de otras partes del mundo, y esto lo consideramos un plus a la hora
de establecer alianzas o cooperación entre las distintas entidades estatales que
debe ser aprovechado por países medianos como es el caso del Perú.
En este contexto, el concepto de sistema internacional se refiere al conjun-
to de interacciones y relaciones entre Estados, organizaciones internacionales,
actores no estatales y corporaciones transnacionales, cuyas acciones influyen en el
orden global (Bull, 1977; Ikenberry, 2020). Este sistema internacional está inmerso
en un proceso de cambio continuo, donde las determinaciones tomadas por los
actores globales influyen de forma significativa, tanto a escala mundial como regio-
nal. En consecuencia, estas dinámicas repercuten de manera directa en Estados
como Perú. En el contexto de este artículo, el análisis se centra en las estrategias que
puede implementar un Estado de tamaño intermedio, como Perú, dentro del marco
de la arquitectura de seguridad internacional y en el sistema interestatal de corte
westfaliano. Este enfoque es crucial, ya que permite identificar vías para que Perú
obtenga beneficios que superen las expectativas que se tendrían al considerar
únicamente la disponibilidad de sus atributos materiales de poder. Esto se debe,
entre otras razones, al hecho de que en esta configuración destacan como princi-
pios organizadores el pluralismo y el consenso (Cox, 2004), que son a la postre los
insumos estratégicos de la actuación internacional del Perú.
Asimismo, Libro Blanco para la Defensa Nacional (2005, p 49) considera que
“el Perú cuenta con un gran potencial basado en sus dimensiones geoestratégicas
que lo ubican y caracterizan como un país marítimo, andino, amazónico, con
presencia en la Cuenca del Pacífico, en la Antártida y con proyección geopolítica
bioceánica” y en este escenario adquiere relevancia el puerto de Chancay.
En Perú conviven dos vocaciones diametralmente opuestas y que requiere
la imperiosa necesidad de conectarlas para unir integralmente al país. La visión
talasocrática seguramente se verá potenciada con el puerto de Chancay y la visión
telucracia con sus mesetas interandinas requerirá el derrame necesario del primer
polo de modernidad, esta visión es compartida por Castro Contreras (2021, p. 14).
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El mismo Castro Contreras advierte que para que un país se convierta en una
talasocracia no es suficiente tener acceso directo al mar, es necesario para que ello ocurra,
contar con puertos y barcos que faciliten el comercio exterior. Adicionalmente se debe
contar con una infraestructura de comunicaciones internas conformada por carreteras
confiables, ferrocarriles, aeropuertos, helipuertos y todo aquello que permita trasladar a
los puertos de embarque internacional los productos procesados y transformados que los
polos de desarrollo interno deben proporcionar. (Castro Contreras, 2021, p. 30).
Esta realidad (para el Perú) se ve complementada por un diverso potencial
humano y la vasta existencia de recursos naturales, lo cual genera una magnífica
oportunidad de proyección estratégica hacia el continente asiático. No obstante,
para capitalizar esta vinculación con otros mercados, el país enfrenta la imperiosa
necesidad de desarrollar su infraestructura interna, incluyendo las costas, los
mercados, los puertos, y las comunicaciones viales hacia los principales centros de
producción. Es importante destacar que la conexión con el interior del país sigue
siendo una situación deficiente y un desafío que permanece pendiente de atención.
Con ello queremos plasmar el concepto de la conectografia, es un concepto
introducido por Parag Khanna que describe una nueva era de la civilización global
donde el poder se disputa no por fronteras, sino por la conectividad de infraestruc-
turas como cables de internet, tuberías y carreteras. Este enfoque sitúa a las
macrourbes que compiten por su grado de conexión en el centro del escenario
mundial, ya que la interconexión a través de la tecnología y la logística es clave para
el acceso a mercados y recursos. (Khanna, 2016).
Esta necesidad de proyección geopolítica genera para Perú desafíos y riesgos
significativos en el siglo XXI, en especial en el contexto de la creciente crisis económi-
ca y financiera que define la relación entre China y Estados Unidos, tanto a nivel global
como regional. El puerto de Chancay se erige como el ejemplo más claro de esta situa-
ción: esta monumental obra, construida por la poderosa compañía naviera china
Cosco Shipping Co. en asociación con el grupo minero peruano Volcán, posee impli-
caciones geopolíticas evidentes. El considerable aumento en el intercambio comercial
entre China y Perú tendrá repercusiones notables en Chile, Ecuador y Colombia.
Asimismo, la conexión de Chancay con el eje multimodal Amazonas del
corredor bioceánico nororiental asegurará que Brasil se posicione como un partici-
pante esencial de esta iniciativa.
El terminal portuario de Chancay está diseñado para operar como un
centro logístico clave (hub) para toda Sudamérica, con la intención estratégica de
complementar las operaciones del puerto del Callao. Dicho centro buscará concen-
trar y consolidar el tráfico de mercancías procedentes de Chile, Colombia y otras
naciones de la región, facilitando el establecimiento de rutas marítimas directas y
constantes que unirán a Perú con los mercados de Asia.
Más allá de esta crucial obra de infraestructura, la presencia económica de
China se ha desplazado a otros sectores de la economía peruana, principalmente, al de
la minería como, el proyecto del complejo de Las Bambas, una mina de cobre a cielo
abierto que, según Beijing, podría aportar hasta el 1% del PIB peruano. (Kersffeld, 2023).
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de identificar puentes entre estos conceptos, algo que es necesario establecer para
determinar las dinámicas que se producen entre ellos.
De tal forma, acudiremos a varias conceptualizaciones del espacio prove-
nientes de autores tradicionales y contemporáneos que abordaron el tema como
Lacoste, Kjellen, Ratzel, Haushofer, Marini entre otros.
Luego de haber desarrollado esta vinculación conceptual y la forma en que se
aborda el presente artículo se utilizará una metodología cualitativa vinculada a las técni-
cas de análisis de documentos y noticias periodísticas sobre el puerto de Chancay.
Finalmente utilizaremos la teoría del argentino Puig sobre las distintas
formas de estrategia que un Estado tiene para relacionarse en el sistema internacio-
nal y analizar como lo ha realizado el Perú.
Marco teórico.
El uso de la geopolítica lo constituye en un factor relevante para la política
exterior de cualquier Estado y especialmente para aquellos considerados medianos
como es el caso de Perú, y en este marco teórico queremos relacionar el espacio
geopolítico que coadyuva a plasmar los intereses de un Estado.
La noción contemporánea de "geopolítica" abarca una diversidad de signi-
ficados y, por consiguiente, se emplea de múltiples formas para explicar y describir
una amplia gama de fenómenos internacionales. Al intentar establecer una defini-
ción para este concepto y su aplicación actual, Lacoste (2012) lo vincula directa-
mente con la práctica de:
todo lo relacionado con las rivalidades por el poder o la influencia sobre
determinados territorios y sus poblaciones: rivalidades entre poderes políti-
cos de todo tipo (…) y rivalidades por el control o el dominio de territorios de
mayor o menor extensión (Lacoste, 2012, p. 8).
Para los fines de este estudio, la geopolítica se concibe no solo como el
examen de la dimensión geográfica en el poder estatal, sino como el marco analítico
que nos permite comprender cómo la ubicación estratégica del Puerto de Chancay
influye en la toma de decisiones de las principales potencias globales, especialmen-
te en la confrontación económica sino-estadounidense; pero sin dejar de lado la
importancia estratégica que tendrá especialmente para Perú y para la región
andina.
Siguiendo esta línea de razonamiento, la escuela alemana de geopolítica –la
cual emergió entre finales del siglo XVIII y principios del XIX– tuvo como principa-
les figuras a Rudolf Kjellen, Friederich Ratzel y Karl Haushofer. Estos académicos
establecieron sólidas conexiones conceptuales entre la geografía física, la territo-
rialidad del Estado y el comportamiento externo de las naciones, concibiendo la
política exterior como una función directa de sus intereses y aspiraciones naciona-
les. En este sentido, Kjellen (1985) menciona que el Estado es el hogar de sus ciuda-
danos y que, a veces, las necesidades de estos últimos superan la capacidad del
primero de satisfacerlas, por lo que el Estado debe buscar satisfacer estas necesida-
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des fuera de sus límites. La tesis central de esta insuficiencia es que la autarquía
resulta inadecuada para la supervivencia de la nación. Esto conduce al autor a
inferir que aquellos Estados que son incapaces de satisfacer las necesidades vitales
de su población dentro de sus propias fronteras se verán forzados a buscar la
expansión territorial.
Por su parte, Ratzel (1975) realiza un análisis del Estado y su espacialidad
vinculado con principios ligados a la naturaleza. Siguiendo esa línea de análisis, la
escuela alemana de geopolítica, que se desarrolló entre finales del siglo XVIII y
principios del XIX, tiene entre sus máximos representantes a Rudolf Kjellen,
Friederich Ratzel y Karl Haushofer. Estos tres pensadores establecieron vínculos
decisivos entre la geografía, el concepto de territorialidad del Estado y la manera en
que los países definen su conducta exterior en función de sus intereses y aspiracio-
nes. Además, el geógrafo alemán [Ratzel], al igual que Kjellen, postuló una conexión
entre el volumen demográfico de una nación, sus necesidades básicas y la disponi-
bilidad o extensión de los territorios que controla. En palabras del autor: “La multi-
plicación de los habitantes de un país modifica su relación espacial; a medida que
crece la cantidad, disminuye el espacio al que tiene derecho cada individuo y con
ello se modifican las demás condiciones de vida”. (Ratzel, 1975, pp. 31-32). Esta
relación causal entre la extensión territorial, la densidad demográfica y el bienestar
social no solo sirve de base para justificar la expansión del territorio, sino que
también impulsó al autor a introducir el concepto de Lebensraum o "espacio vital".
Dicho término designa el área mínima que cualquier forma de vida necesita para
poder desarrollarse de manera óptima. En lo que respecta al pensamiento de Haus-
hofer (1985) también hace mención a analogías naturales y biológicas para ilustrar
el comportamiento del Estado, en donde se considera al mismo como un “organis-
mo vivo” que se extiende y contrae. En relación con el concepto de "espacio vital"
(Lebensraum), Ratzel también lo utiliza para diferenciar entre aquellas naciones que
disponen de grandes reservas territoriales y aquellas que carecen de ellas. Estas
últimas experimentan, por lo tanto, la presión demográfica que las impulsa a la
expansión territorial. Finalmente, es crucial señalar que la escuela geopolítica
alemana no solo explicaba la conducta de los Estados, sino que también justificaba
la expansión y la conquista como procesos inherentes, naturales e inevitables. Para
los propósitos de este trabajo, el explicitación de la visión y los conceptos clave de
la geopolítica alemana es esencial para comprender cómo, desde sus orígenes, esta
disciplina ha vinculado la relevancia de un espacio geográfico determinado con la
práctica de la política exterior; y para darle especificidad y singularidad al análisis,
dicho espacio geográfico es el Puerto de Chancay.
El geopolítico británico Halford Mackinder, en su influyente obra, subraya
la conexión crítica entre la geografía y la conducción de la política exterior de los
estados. Aunque su análisis no es totalmente pormenorizado, el experto identifica
la masa continental de Eurasia como la región central o "pivote geográfico" alrede-
dor de la cual se articularía la dinámica internacional del siglo XX.
La tesis central de Mackinder postula que el poder que logre ejercer control
sobre este "continente-isla" tiene el potencial de establecer un vasto imperio global.
Desde la perspectiva de los intereses de su país, una potencia tradicionalmente
volcada al dominio marítimo, Mackinder concibió una estrategia para contrarrestar
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el poderío terrestre que emana de Eurasia. Propone rodear la isla continental con un
"anillo" de bases navales y aliados clave, incluyendo a Gran Bretaña, Canadá,
Estados Unidos, Sudáfrica, Australia y Japón.
El propósito de esta red de control marítimo era neutralizar cualquier gran
imperio que pudiera desafiar el orden mundial desde el corazón de Eurasia.
Este marco teórico permite entender la preocupación que genera el puerto
de Chancay en Estados Unidos, ya que refleja una desconfianza inherente a
cualquier desarrollo que pueda potenciar el poder continental en una zona tradi-
cionalmente de influencia marítima.
La influencia de la geografía, los objetivos nacionales y las estrategias de
política exterior no se limitó al período inicial de la Guerra Fría. Durante esa época
y en los años posteriores, figuras prominentes del pensamiento geopolítico, como
Zbigniew Brzezinski, Henry Kissinger y George Kennan, sobresalieron por sus
análisis y contribuciones que solidificaron el nexo entre el espacio geográfico, los
intereses primordiales de los estados y la ejecución de sus acciones externas.
Brzezinski (1997) escribe luego de la Guerra Fría e introduce la categoría de
“geoestrategia”, entendiendo a la misma como “la gestión estratégica de los intere-
ses geopolíticos” (Brzezinski, 1997, pp. 11-12). Esta perspectiva culmina al conectar
la significancia geopolítica de un territorio específico para un Estado con las estra-
tegias de política exterior que dicho Estado implementa activamente, siempre
orientadas a la satisfacción de sus intereses territoriales y espaciales.
Adicionalmente, se puede señalar la existencia de múltiples teóricos que se
han enfocado en identificar los intereses y factores de naturaleza geopolítica que
moldean a un Estado. El objetivo de este análisis es, posteriormente, concebir y
proponer líneas de acción en política exterior que permitan la consecución efectiva
de esos intereses definidos.
Es posible identificar a otros autores que también enfatizan la relevancia de
los factores e intereses geopolíticos de un Estado, para luego desarrollar y proponer
líneas de política exterior que permitan alcanzar dichos objetivos nacionales. Por
un lado, Kissinger (1994) menciona que durante su cargo como Secretario de Estado
de la administración Nixon propuso que los Estados Unidos se relacionen con
China con el objetivo de que a la Unión Soviética se le abra un segundo frente de
preocupación. De esta manera, al identificar la configuración bipolar del escenario
global —la cual se manifestaba en la escisión geográfica Este-Oeste—, Kissinger
propuso la estrategia de generar un foco de desafío para la Unión Soviética, situán-
dolo específicamente en su propia región de influencia. En sus palabras: “…luego de
que América se abriera a China, la Unión Soviética enfrentó grandes desafíos en sus
dos frentes -OTAN en el Oeste, y China en el Este” (Kissinger, 1994, p. 723).
De manera paralela, el diplomático y analista estadounidense George Kennan
(1947) se posicionó como un firme partidario de la estrategia de contención, que fue el
eje de la política exterior de Estados Unidos durante gran parte de la Guerra Fría.
Kennan, entendiendo profundamente la idiosincrasia del sistema soviético, sostuvo
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que la Unión Soviética se desmoronaría internamente sin necesidad de una interven-
ción directa estadounidense. Por lo tanto, aconsejó que la principal prioridad de
Washington debía ser impedir la expansión territorial del control soviético.
Es evidente que la tesis de Kennan, formulada en los albores del conflicto,
establece un vínculo directo entre los objetivos geopolíticos y la acción diplomáti-
ca, dado que la esencia de la futura política de contención radicaba en el imperativo
geopolítico de frenar la expansión espacial de la influencia soviética.
Finalmente, queremos resaltar del geopolítico argentino Marini cuando hace
mención al espacio geopolítico. Marini, que es un teórico importante en el ámbito
de la geopolítica y su enfoque se puede entender mejor a la luz de las corrientes
clásicas y críticas de la disciplina.
Marini, especialmente a través de sus trabajos sobre geopolítica y desarro-
llo, puede ser considerado un pensador crítico, ya que busca entender las interac-
ciones entre geopolítica, economía y poder de una manera que desafía los enfoques
tradicionales. Su análisis no solo se limita a la política de los estados, sino que
también examina cómo las relaciones de poder globales afectan a las sociedades
locales y a los procesos de desarrollo.
la teoría desarrollada por José Marini, quien denota una posición vanguar-
dista al considerar superadas las nociones estáticas ratzelianas de posición y espa-
cio, (Marini, 1982, p. 324) ampliadas posteriormente por Kjellen.
Para Marini expresa lo que interesa a la geopolítica: “…es el espacio en donde
se desarrolla la política en su plenitud integral: ya se trate de las jurisdicciones territo-
riales de los Estados o el ámbito donde los Estados pretenden extender su influencia…”
(Marini, 1980, pp. 20-21). A lo que Marini se refiere como campo de investigación de la
geopolítica es propiamente el espacio geopolítico y lo define como el “área geográfica
en cuyo seno actúan recíprocamente los factores geográficos y políticos que confor-
man una situación geopolítica que se desea estudiar o resolver” (Marini, 1980, p. 24).
De lo analizado, por las distintas visiones queremos significar la importan-
cia del espacio geopolítico considerado en este caso el Puerto de Chancay para lo
consecución de los intereses nacionales y para delinear la política de un Estado.
Para ir de lo general a lo particular ahora nos centramos en el caso de los países
medianos como es el caso de Perú para aplicar los conceptos desarrollados preceden-
temente; rescatando el espacio que tiene cierto significado geopolítico especial.
Es posible clasificar a los actores estatales dentro del sistema global en tres
categorías principales: las potencias hegemónicas, los estados intermedios y las
naciones con menor capacidad. Las grandes potencias, o poderes de primer nivel,
se distinguen por poseer la aptitud para dictar las normas fundamentales que rigen
las dinámicas internacionales. Por su parte, los estados medianos se caracterizan
por disfrutar de una "influencia relativa"; es decir, tienen la capacidad de ejercer
presión, a pesar de que la magnitud de sus atributos de poder no alcanza el umbral
necesario para definir o alterar el rumbo de los eventos cruciales dentro de la políti-
ca global. Finalmente, están los países desprovistos de poder real, que son los que
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1 Marini plantea un total de seis pasos en su método geopolítico, pero en esta investigación nos centramos solo en los
primeros dos: la comprensión del problema y el análisis de los factores del espacio geopolítico (factores estables y variables).
(Marini, 1985: p 52-53)
2 Han proliferado muchas clasificaciones de este tipo. Sugerimos consultar Keohane (1969), Strange (1988), Handel (1990),
Holbraad (1984) y Tokatlian (2004).
carecen del peso político, económico o militar para ejercer algún tipo de influjo de
modo individual en la arena internacional . (Castro y Anzelini, 2012, p 37).
En este contexto, la geopolítica —entendida como el análisis de la inciden-
cia que posee la geografía sobre las relaciones internacionales y las políticas adop-
tadas por los Estados— se vuelve fundamental para la comprensión de las dinámi-
cas que rigen el sistema internacional en la actualidad. Esta disciplina ofrece una
perspectiva holística, permitiendo discernir de qué manera los factores geográfi-
cos, políticos y económicos determinan los intereses y las acciones tanto de las
potencias mundiales como de cualquier otro actor estatal. Su importancia radica en
que proporciona a los Estados una herramienta para anticipar cómo los cambios
globales pueden afectar su seguridad, desarrollo económico y posición estratégica
en el mundo (Ó Tuathail et al., 2006; Mearsheimer, 2018).
A partir de esta distinción, se desprende que los estados de tamaño inter-
medio y las naciones de menor envergadura no poseen la fuerza material para
influir de forma individual en las cuestiones relativas a la seguridad global. No
obstante, a diferencia de sus contrapartes más débiles, los estados medianos
conservan una cierta aptitud para ejercer influencia en el plano sistémico. Por lo
tanto, surge la interrogante: ¿Bajo qué escenarios concretos se manifiesta o se hace
patente esta capacidad de influencia? Básicamente cuando actúan a través de alian-
zas pequeñas, grupos u organizaciones regionales (Keohane, 1969); aspecto que
podemos plasmar en el Perú con el Puerto de Chancay.
Encrucijada geopolítica para un país mediano. Actores intervinientes.
Estudio de caso: Puerto de Chancay.
A continuación, analizamos los actores que participan en relación con el
Puerto de Chancay a fin de determinar las oportunidades y riesgos que amerita para
cada uno de ellos.
3.1. Estados Unidos.
Respecto al grado de riesgo que la región del Cono Sur de América Latina
representa para los intereses de seguridad de Estados Unidos, es pertinente remitir-
se al trabajo de Russell y Calle (2009). En esta obra, los académicos exponen la
premisa de que, desde la óptica de Washington, la región latinoamericana se divide
en tres "zonas periféricas" diferenciadas. En un orden decreciente de importancia
para la visión del “centro”, tales geografías son: la primera periferia (México, Améri-
ca Central, el Caribe, Colombia y Venezuela); la segunda periferia (la región andina
integrada por Bolivia, Ecuador y Perú); y la tercera periferia (Argentina, Brasil, Chile,
Paraguay y Uruguay). Esta situación coloca al Perú en una posición al menos
incomoda al encontrarse en la segunda periferia a los intereses de EE. UU. En la
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3 TEU es el acrónimo de Twenty-foot Equivalent Unit (unidad equivalente a veinte pies), y constituye una unidad de medida
estandarizada dentro de la industria del transporte marítimo. Esta unidad se utiliza específicamente para representar la
capacidad que tiene un contenedor de veinte pies. Su principal aplicación reside en la cuantificación de la capacidad de los
buques portacontenedores, en la medición de la carga manejada por los terminales portuarios y como base para el cálculo
de los costos de flete.
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4 Brasil concede una importancia creciente a la Unión Europea, la Unión Africana, la ASEAN, la CELAC, los BRICS y el G20.La
voz del Sur global debe ser escuchada. (Lula da Silva, 2025).
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De los datos extraídos podemos inferir la importancia que tiene el Mar de Grau para
un país mediano como el Perú; según se puede observar en el siguiente gráfico:
Figura 1
Nota: Distribución espacial del Perú. (Fuente: elaboración propia)
El Libro Blanco de la Defensa al mismo tiempo establece:
Hoy el Perú se enfrenta al reto del nuevo milenio, con una visión estratégica de
desarrollo y seguridad, como un país de potencialidades enormes en sus dimensiones
marítima, andina, amazónica y proyección geoeconómica bioceánica, con una presen-
cia privilegiada en la Cuenca del Pacífico, fortalecida por su membresía en APEC y su
proyección hacia el Continente Antártico. (Ministerio de Defensa, 2005, p. 54).
En esa misma línea de pensamiento; el general peruano Edgardo Mercado
Jarrín (1995) manifiesta que: “el Perú está ubicado de manera maestra en el Pacífico
Sur” (p.74). La ubicación geográfica del país, estratégica al ser el centro-occidente
de Sudamérica, le confiere una ventaja clave para acceder al océano Pacífico y, por
ende, proyectarse hacia Asia, Oceanía, Norteamérica y la Antártida. Adicionalmen-
te, posee la capacidad de vincularse con el Atlántico gracias a cuatro corredores de
conexión bioceánica que atraviesan el subcontinente. Esta posición le permite
optimizar y potenciar al máximo sus oportunidades de crecimiento, dirigiéndose
particularmente hacia las áreas limítrofes, puntos neurálgicos donde se concreta la
conexión con las economías líderes tanto de la región como del panorama global.
En 2002 se firma el Acuerdo Nacional se definieron algunos objetivos
geopolíticos entre los cuales esta el objetivo de lograr una posición hegemónica en
el Pacífico Suroeste. Este punto es relevante para Perú, cuya masa continental es
relativamente compacta, aunque caracterizada por ser significativamente más larga
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que ancha. El extenso litoral peruano, que abarca 3.079,5 kilómetros, junto con una
vasta área oceánica de 1.140.646,8 km², convierte la proximidad al mar en uno de los
activos estratégicos principales del país. Esta cercanía geográfica confiere a Perú
una ventaja clave para proyectar su influencia económica hacia los mercados
globales a través de las rutas marítimas del Pacífico (Secretaría Técnica del Acuerdo
Nacional, 2006).
En el marco de este objetivo geopolítico se inserta el Puerto de Chancay,
cuya construcción y gestión es totalmente privada, será operado por Cosco Shipping
Corporation Limited, empresa estatal China, con sede en Shanghai, y su filial peruana
Cosco Shipping Chancay Ports Perú, que posee el 60% de las acciones (el otro 40%
pertenece a la Compañía Minera Volcán) y opera 40 terminales y 427 muelles en el
mundo registrando un movimiento superior a los 129 millones de TEUs (Cosco, 2023)
constituyéndose en el cuarto operador mundial con mayor capacidad de transporte
de contenedores; su flota cuenta con un total de 466 buques.
Podríamos decir que esta decisión de privilegiar al Puerto de Chancay se
asocia con la conectografía, una nueva teoría que pretende cambiar la manera de
ver el mundo, según se recoge en el best seller “Conectografía: Mapear el futuro de
la civilización mundial”, del investigador y estratega de origen indio Parag Khanna,
que “nos guía hacia una red emergente de civilización global en la que las macro
ciudades compiten más por su conectividad que por sus fronteras”. (Khanna, 2016)
La teoría de Khanna sostiene que el poder en la actualidad lo ostentan las megaló-
polis y las conexiones de distinta naturaleza (infraestructuras, comercio, comunica-
ción, entre otras).
Tradicionalmente, las fronteras se conciben como trazos físicos en el mapa,
a menudo impregnados de simbolismo y atavismos culturales, mientras que las
infraestructuras son elementos tangibles y concretos. Según el autor, es imperativo
erradicar la noción de que "la geografía es nuestro destino" para reemplazarla por el
principio de que "la conectividad es nuestro destino". En un mundo hiperconecta-
do, las sociedades que dispongan de las mejores y más extensas infraestructuras
serán, de facto, los nuevos líderes. Esta conectografía, tal como la define Khanna, se
refiere a: “es la geografía útil que mide las posibilidades de la gente y las comunida-
des en función de su capacidad para poner en común intereses”. (Khanna, 2016).
La famosa máxima "la geografía es el destino," históricamente central en la
comprensión del mundo, está perdiendo vigencia. Los planteamientos tradiciona-
les que sugieren que factores como el clima o la cultura predeterminan el fracaso de
ciertas urbes, o que las naciones pequeñas están inevitablemente a merced de los
intereses de las grandes potencias, están siendo desafiados y refutados.
Hoy, impulsado por las redes globales de transporte, telecomunicaciones e
infraestructura energética (como carreteras, vías férreas, aeropuertos, gasoductos,
tendidos eléctricos y cables de internet), una nueva idea se impone: "la conectivi-
dad es el destino." Observar el planeta bajo el prisma de la conectividad ofrece
perspectivas renovadas sobre la manera en que nos organizamos como especie.
Esta infraestructura global está remodelando nuestro sistema internacional, transi-
tando de un modelo basado en la fragmentación a uno centrado en las intercone-
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xiones, y de un enfoque en las naciones a uno en los nodos. El aumento de la conec-
tividad está forjando un orden mundial que supera la delimitación estatal, creando
una sociedad global que es superior a la simple adición de sus componentes.
Así como el mundo evolucionó desde los imperios verticalmente integra-
dos hacia los Estados horizontalmente interdependientes, hoy está avanzando
hacia una civilización de redes globales, cuyo mapa de corredores conectivos susti-
tuirá a los mapas tradicionales de fronteras nacionales. (Khanna, 2016: p 28); en esta
línea de pensamiento creemos que se inserta el Puerto de Chancay.
Hasta unos años atrás, el principal terminal marítimo de Perú era el Puerto
de Callao, ubicado en el puesto 79 entre los mayores puertos del mundo y era el más
importante de la costa sudamericana del Pacífico superando al puerto de Guayaquil
en Ecuador (puesto 84) y San Antonio en Chile (puesto 99), conforme al ranking de
los 100 mayores puertos del mundo (The Lloyd´s List, 2022).
Actualmente la operación en el puerto de Callao está concesionada desde
el año 2006 a la empresa Dubai Ports World de Emiratos Árabes Unidos (DP World
Callao - DPW) y moviliza cerca del 60% de contenedores que se atiende por el termi-
nal del muelle sur. Del mismo modo, el muelle norte (multipropósito) está operado
por la empresa APM Terminals, filial de la naviera más grande del mundo MAERSK,
de Dinamarca. Ambos, DPW y APM son operadores marítimos de clase mundial.
El Puerto del Callao es un terminal multipropósito y de contenedores.
Actualmente sirve al comercio exterior peruano con mucha eficiencia puesto que
tanto APM como DPW, son operadores globales que se cuentan entre los más impor-
tantes del mundo. En el año 2023 se iniciaron obras de infraestructura para ampliar la
capacidad de operación con el objetivo de duplicar la actual capacidad instalada. No
obstante, es evidente que existe una brecha de infraestructura y de servicios maríti-
mos regional y en Perú en particular. El movimiento portuario en la costa oeste de
Sudamérica se ha incrementado exponencialmente abriendo una ventana de oportu-
nidad para desarrollar rutas emergentes, fundamentalmente para el tráfico entre Asia
y Sudamérica y ampliar considerablemente las capacidades logísticas para atender a
naves de mayor capacidad que las que actualmente sirven a la región.
En este contexto, se configura la nueva infraestructura del puerto de Chan-
cay, ubicado a 70 km al norte de Lima, capital de Perú. Como se ha señalado
anteriormente, las características naturales de la bahía de Chancay (profundidades,
olas, mareas y condiciones de corriente), en la provincia de Huaral, Región Lima, y
con acceso a la Carretera Panamericana y a vías de comunicación interior en el
hinterland, incluyendo proyectos ferroviarios en etapa de prefactibilidad o
estudios técnicos, configuran al mega puerto de Chancay como el futuro complejo
portuario y logístico de Perú y la región sudamericana, el hub marítimo de América
del Sur. (Vizcardo Benavides, 2023: p 108).
5 Significado del acrónimo APM: Arnold Peter Möller-Maersk Gruppen.
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Según Ortega (2016) la geopolítica de los puertos en Perú es fundamental,
ya que estos son cruciales para el comercio exterior, concentrando el 91% del
volumen total de exportaciones del país. Con el 65% del valor FOB de estas exporta-
ciones, su posición estratégica en el Océano Pacífico les confiere un importante
papel en la dinámica internacional. Los cambios en las relaciones geopolíticas
globales también impactan en la operatividad y desarrollo de estos puertos, lo que
influye en la economía nacional y en las relaciones comerciales con otros países.
Los mayores superávits comerciales de bienes en 2024 se registrarán en Améri-
ca del Sur, especialmente en el Brasil, la Argentina, Chile y el Perú. (CEPAL, 2024: p 84).
A ello se suma que el Perú, la República Dominicana, el Brasil y México
encabezan la penetración de la tecnología 5G (más del 50% de la red), seguidos por
Guatemala, Chile, la Argentina y el Uruguay. (CEPAL, 2024: p 183). No obstante,
otras naciones deben afrontar retos en materia de infraestructura y marcos regula-
torios, lo cual ha dificultado la aplicación y difusión de la medida a nivel generaliza-
do. Para aprovechar los beneficios del 5G, se requieren inversiones en redes y
espectro, así como políticas públicas que fomenten la competencia y la adopción
de esta tecnología (GSMA, 2024), y el Perú está en ese camino para dar operatividad
y tecnología que demanda el Puerto de Chancay.
Finalmente podemos concluir que la visión geopolítica peruana toma un
rumbo dirigido hacia la búsqueda y construcción de escenarios de paz y de fomento de
la confianza mutua con los países tanto vecinos como del resto del mundo, intentando
insertar de manera adecuada al Perú en el proceso de globalización y en los mercados
internacionales, con políticas gubernamentales de competitividad, promoviendo las
exportaciones, el comercio, la economía internacional y la inversión a través de alianzas
con países industrializados y con países del área del Pacífico. (Vallejo Del Castillo, 2018).
4. Estrategia a utilizar por parte del Perú.
No obstante, previo a adentrarnos en una breve caracterización de las
distintas modalidades de restricción o confrontación, consideramos esencial
contextualizar esta serie de acciones dentro de lo que se podría clasificar como dos
amplias categorías de oposición. ; sin perder de vista la consideración que Perú se
encuentra en el segundo anillo de la periferia considerado por Estados Unidos .
Esta distinción facilitará la identificación del esquema en el que, a nuestro
juicio, debería ubicarse la matriz de "vinculación estratégica" de Perú con el entra-
mado de seguridad global. En términos simplificados, estas dos categorías genera-
les de confrontación son:
a) La provocación "explícita" a Estados Unidos, o
b) Un desafío "acotado" a los intereses de Washington.
6 Según en la obra de Walt. y a los efectos de este ensayo y con fines instrumentales, descartamos el tercer tipo de desafío
que identifica Walt en su trabajo: aquel fundado en una evaluación a largo plazo de las implicancias del poder abrumador de
Washington para los estados menores (Walt 2005).
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El primer modelo de resistencia es adoptado por aquellos Estados que
perciben la política exterior y de defensa de Estados Unidos como inequívocamen-
te hostil a sus propios intereses nacionales, abarcando tanto el plano estratégico
como el ideológico. En contraste, la segunda opción es empleada por actores políti-
cos que manifiestan su desacuerdo en un conjunto específico de asuntos, pero que,
de forma simultánea, buscan mantener una relación constructiva con Washington,
priorizando la cooperación en otros puntos de la agenda bilateral.
El "vínculo estratégico" con la estructura de seguridad internacional que
proponemos en este estudio se alinea con esta segunda categoría. Implica alternar
entre la confrontación y la colaboración en las interacciones con Estados Unidos,
dependiendo de la materia que esté en discusión. Una clara evidencia de esta tácti-
ca mixta —o "heterodoxa," si empleamos la conceptualización de autonomía de
Puig que abordaremos más adelante— se observa en las acciones recientes de
diversas naciones de la región. Por ejemplo, Perú mantiene una cooperación activa
en asuntos clave de la agenda estadounidense, como la lucha contra el narcotráfico,
el terrorismo y el crimen organizado.
Como una nueva manifestación de su proyección internacional, la Marina de
Guerra del Perú participó en el ejercicio multinacional "IMX 2025". Dicho evento,
considerado el mayor ejercicio de capacitación en operaciones navales multinaciona-
les del Medio Oriente, se llevó a cabo en Manama, Bahréin, durante el período
comprendido entre el 9 y el 23 de febrero pasado. Este despliegue, organizado por la
Quinta Flota de los Estados Unidos de América, reunió a más de 5000 efectivos de 35
estados, donde el Perú fue el único país de América del Sur en participar. (Mejía, 2025).
Es notable observar que, a finales de la década de 1970, Juan Carlos Puig,
un influyente académico argentino en el ámbito de las Relaciones Internacionales,
ya había dilucidado gran parte de los temas que Stephen M. Walt abordaría poste-
riormente en su trabajo más reciente. Si bien no se refería strictu sensu a las estrate-
gias de restricción de poder de los estados menores frente a las grandes potencias,
en su trabajo sobre las diferentes “gradaciones en el transcurso hacia la autonomía”
subyace, sin dudas, una recomendación estratégica (Puig, 1980).
Sostenemos que la opción más viable para una nación como Perú, dada su
posición en el escenario estratégico, es el tercer modelo propuesto por Puig: la
"autonomía heterodoxa." Dicho de otro modo, considerando que el continente
americano es la única área global dominada por una potencia hegemónica única e
incuestionable (Estados Unidos), buscar lo que Puig designó como "autonomía
secesionista" resulta inviable y, en la práctica, carece de sentido estratégico.
No obstante, teniendo en cuenta las limitaciones estructurales existentes
(especialmente la configuración unipolar del poder en el hemisferio), y a pesar de
su ubicación en el segundo círculo periférico, también es crucial considerar su
7 Muchas de las consideraciones vertidas para el caso de Perú son aplicables a la mayoría de los países sudamericanos.
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relativa distancia geográfica. Así, Perú podría intentar replicar una estrategia de
"autonomía heterodoxa" en sus interacciones con el sistema de seguridad global.
Podríamos decir que la autonomía heterodoxa de Puig constituye un
“margen interesante” para desplegar estrategias restrictivas y la posibilidad de
combinar colaboración en su vinculación mediada por la arquitectura de seguri-
dad, esta idea de “restricción limitada”, que constituye el núcleo duro de la estrate-
gia de soft balancing que describe Walt en Taming American Power (2005).
Bajo esta óptica, como ya se ha indicado, la realización del interés nacional
estará frecuentemente supeditada a la implementación de tácticas que busquen
limitar la influencia de otros o proyectar poder propio mediante la participación en
determinados entornos institucionalizados.
El enfoque que proponemos permite, además, analizar las trayectorias estraté-
gicas más adecuadas para Perú en cada uno de estos ámbitos, con una visión de futuro.
En esencia, este ejercicio de naturaleza teórico-práctica busca aportar sugerencias
bien fundamentadas para la formulación de políticas públicas relativas a la integración
internacional del país, así como para el diseño de estrategias que le permitan a Perú
optimizar el uso de sus recursos en función de la defensa del interés nacional.
Nos parece pertinente para esclarecer los distintos conceptos transcribir a
continuación la definición de “autonomía heterodoxa” de Puig:
En este estadio, los grupos de poder interno tratan de aprovechar al máximo las
debilidades y errores del centro (o de los centros) del poder mundial a los cuales se
encuentra adscripto el país en cuestión (…) La vocación autonómica de tipo hetero-
doxo supone que existe una aceptación del liderato de la o las Potencias dominantes
y que, en cuestiones realmente cruciales, los periféricos optarán por responder a las
aspiraciones del centro. La “crucialidad” tiene que ver fundamentalmente con la
disposición de la Potencia dominante a emplear todos sus recursos, incluso la fuerza,
para obtener la obediencia (…) Por eso, la estrategia adecuada para implementar esta
política, desde el punto de vista de un Estado periférico y dependiente, es la de
conocer con razonable exactitud el punto crucial en que los intereses cotidianos se
convierten en vitales. Ello permite desde luego presionar hasta el límite mismo de la
ruptura: se trata en suma de aprender a ‘marcher sur le fil du rasoir’ (…) Por supuesto,
esta estrategia no es nueva en la historia de las relaciones internacionales. Es la que
siguió, por ejemplo, Estados Unidos a todo lo largo del siglo XIX con respecto a Gran
Bretaña, Potencia dominante de la época (Puig, 1980, pp. 152-153).
Siguiendo el análisis de la definición, podemos inferir la estrategia inteli-
gente del Perú por lograr tener una infraestructura como el Puerto de Chancay
conociendo con razonable exactitud como balancear frente a la vista de Estados
Unidos, las exigencias de China y la rivalidad con Colombia, Chile y Ecuador al
transformar a Chancay en un hub logístico.
Sin lugar a dudas la aplicación de la autonomía heterodoxa logro sus resulta-
dos; a diferencia de otros países latinoamericanos que tienen un alineamiento estraté-
gico total con Estados Unidos y no han logrado alcanzar ciertos intereses nacionales.
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Finalmente quedan interrogantes para futuras líneas de investigación,
como, por ejemplo: ¿Se constituirá el Puerto de Chancay en una infraestructura
crítica que deba contemplar el sistema de defensa en su planeamiento?; ¿Permitirá
esta obra lograr el anhelo geopolítico de conectar las distintas regiones del Perú?;
¿La conectografía que aporta el Puerto de Chancay, según indica Khanna, será útil
para incrementar las posibilidades de la gente y las comunidades en función de su
capacidad para poner en común intereses? Y finalmente ¿El Puerto de Chancay
podrá convertirse en un núcleo geoeconómico para la región?, a modo de ejemplo
dejamos una reflexión de Khanna:
Al mismo tiempo, los mapas de conectividad también revelan mejor las
dinámicas geopolíticas entre las superpotencias, las ciudades-Estado, las compa-
ñías sin Estado y las comunidades virtuales de todo tipo en su competición por
captar los recursos, los mercados y la atención de los consumidores. Estamos ingre-
sando en una época en la que las ciudades tendrán más importancia que los
Estados, y las cadenas de suministro serán una fuente de poder más importante que
los ejércitos, cuyo principal objetivo será el de proteger las cadenas de suministro
en lugar de las fronteras. La conectividad competitiva es la carrera armamentista
del siglo XXI (Khanna, 2016, pp. 28).
Este fenómeno geopolítico demanda una consideración estratégica priori-
taria por parte de la defensa del Perú y debe analizarse exhaustivamente en los
escenarios regionales. Dada la expansión de la influencia de China en la región, que
genera la consecuente inquietud en Estados Unidos, esta dinámica no solo impacta
la seguridad y economía peruana, sino que establece un precedente para toda Amé-
rica Latina. La respuesta del Perú a esta encrucijada se convierte, por lo tanto, en un
laboratorio de política exterior y seguridad para otros Estados medianos de la
región que también buscan maximizar sus beneficios del comercio transpacífico
sin comprometer su autonomía estratégica.
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